El clamor de comerciantes y vecinos del sector Filas de Mariche finalmente fue escuchado por las autoridades; el pasado viernes un contingente de la Guardia Nacional y efectivos del Cicpc tomaron el barrio San Rafael para intentar poner control en una zona tomada por el hampa.
Virgilio Pérez, vecino y comerciante de la popular zona mirandina, narró que aunque en general la carretera Petare – Santa Lucia está “minada” de delincuentes, son los sectores Altamira, Valle Fresco y San Rafael los que registran mayor índice de inseguridad.
Pago de vacunas, sicariato, atracos y hurtos están a la orden del día, provocando no solo que en los últimos años decenas de familias hayan huido, sino el cierre de locales comerciales quebrados por el pago de vacuna impuesto por cabecillas de bandas.
“Hay locales que deben pagar hasta 50 mil bolívares mensuales, cada cuatro semanas les llega una carta en la que los pranes les indican cuánto deben cancelar”, reseña la fuente tras detallar cómo al menos dos polleras ubicadas en la zona debieron bajar sus santamarías definitivamente ante al acoso de los hampones.
“Llegaban y pedían 20 pollos cocidos y una cifra similar de crudos y cuando debían pagar sacaban pistolas llevándose todo, eso prácticamente quebró los negocios”, reseñó.
Ante el clamor de los residentes, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en trabajo conjunto con la Guardia Nacional, tomó el viernes una de las comunidades registrándose varios enfrentamientos con delincuentes armados.
“Esto es peor que la Cota 905, solo que menos publicitada”, reseñó uno de los vecinos de la zona que pidió no revelar su nombre por miedo a represalias. Asegura que muchas de las protestas que se han registrado tras el operativo están “organizadas” por los mismos malandros, quienes obligan a mujeres y niños a manifestar pidiendo que cese la intervención policial.
Aplaude la acción de la policía científica y pide que este tipo de operativos sea permanente y se realicen en otros barrios de la referida vía que inicia a la altura de la Universidad Santa María y termina en Santa Lucia.
Aunque la carretera tiene una extensión de más de 30 kilómetros, detallan que la “zona roja” va desde el km 8 hasta aproximadamente el 20. “Las autoridades deben tomar de nuevo el control, no puede estar la vida de tanta gente en manos de delincuentes que acabaron tanto con la zona comercial como con la paz de los mirandinos”, puntualizaron. DM/gf