El CNE tiene la obligación legal de organizar dos procesos importantes previstos para este 2.016, como son las elecciones de gobernadores de estados junto a los legisladores regionales y la renovación de la nómina de militantes de los partidos que no obtuvieron el 1% de votos en las parlamentarias de diciembre pasado (entre ellos los pequeños del Gran Polo Patriótico, menos el Psuv) y la de los que no postularon candidatos en esas elecciones (todos los que fueron en la tarjeta de La MUD); y ambas requieren considerables exigencias logísticas, organizativas y financieras debido a que son dos eventos de gran envergadura al tratarse de 256 cargos de elección popular (23 gobernadores y 233 legisladores) y de 62 organizaciones políticas que necesitan actualizar sus registros internos; pero el número subió a tres con la reciente solicitud que hizo La Unidad para activar el referendo revocatorio al presidente Maduro.
Aunque el organismo electoral no debería tener inconvenientes como los explicados para organizar los tres procesos este mismo año porque los ocho meses de ahora hasta diciembre alcanzan para cumplir con todos, lo más probable es que intente sacrificar el revocatorio presidencial bajo los argumentos de que no dispone de los recursos económicos necesarios o que la data de electores usada en cada acto son distintas y reprogramar las máquinas “captahuellas” dura tres meses. Eso podría ser verdad, pero…
No manejo información calificada para rebatir la validez de estos argumentos si así ocurriese, pero sería una burda excusa porque está demostrado que cuando una elección beneficia al oficialismo la presidenta Tibisay Lucena hace lo imposible para realizarla aunque “truene, llueva o relampaguee” sin que importen problemas financieros, logísticos o de tiempo; sin embargo, las actuales circunstancias son de extrema gravedad porque la magnitud de la crisis económica y política ha convertido a Venezuela en una gigantesca “olla de presión” que podría reventar en cualquier momento y lo responsable y sensato es facilitar las debidas válvulas de escape para encausar las energías acumuladas de un pueblo atormentado, como la revocación del mandato a Maduro.
El referendo revocatorio presidencial no se puede concebir como un simple capricho político de una élite para sacar del poder a otra que ha sido incapaz y corrupta sino que es el mecanismo más efectivo y rápido para que tengamos un país con comida, electricidad, agua, medicamentos y con unos niveles aceptables de seguridad para la vida y los bienes de los venezolano; y ante lo cual es de “vida o muerte” que el CNE lo asuma como la prioridad y facilite los procedimientos y lapsos para que se realice este mismo año con el objetivo de que tengamos nuevas elecciones presidenciales en el plazo inmediato para que volvamos a tener una vida normal y digna, aunque para ello deba posponer las elecciones regionales o la renovación de militantes de los partidos políticos porque son eventos que pueden esperar un poco pero el país, no.
A menos que esté jugando al macabro juego de crear las condiciones para un estallido social y que algunos militares se sientan con la legitimidad de dar un Golpe de Estado para “ordenar” la barbarie que se desataría; y habría que ver si la mayoría de rectores oficialistas del CNE están dispuestos a cargar con esa culpa histórica toda su vida, lo cual sería un acto catastrófico.
¡REVOCATORIO YA¡. Los partidos que integran La Unidad deberían dejar las pendejadas del celo político y sumar esfuerzos para que la solicitud del revocatorio a Maduro sea una decisión unánime, porque es la única forma de darle el impulso necesario para presionar al CNE a que lo convoque lo más pronto posible.
Si siguen con la estupidez de no apoyarlo en conjunto porque Capriles y Primero Justicia fueron los que “picaron” adelante y salieron a la calle a recoger firmas, se perdería una extraordinaria oportunidad de salir de este nefasto gobierno por la vía constitucional.
Además, poco importa de quién fue la iniciativa del revocatorio sino que se realice, debido a que cuenta con determinante apoyo popular y la Sala Constitucional del TSJ no lo puede declarar “inconstitucional” pero si lo podría hacer con la enmienda o la reforma constitucional. Así o más claro?.
EL HAMPA SE SOLTO EL MOÑO EN GUAICAIPURO. Hace tiempo advertí que desde que Garcés fue elegido alcalde de Guaicaipuro los niveles de homicidios han aumentado de forma alarmante en el municipio.
En el 2.014 fueron 163, en el 2.015 subieron a 219 y las proyecciones para este 2.016 es que superarán los 300 (sólo el marzo pasado hubo 25); sin embargo, lo más grave y preocupante es que este problema como que no le importara porque ha sido incapaz de presentar un plan para disminuir la criminalidad que se expresa en atracos, robos, hurtos, secuestros y muertes violentas a manos del hampa.
El silencio de Garcés es indignante. Sólo lo vemos en actos protocolares para lucir sus “rulitos” en las fotos de prensa o creando exorbitantes impuestos para contratar obras que requieren muchos recursos (¿?), pero no le mete el pecho a la inseguridad y no sabemos si es porque no puede o no quiere, debido a que el tipo nunca se refiere a la zozobra que padecen los guaicaipureños por su falta de autoridad. Da arrechera que un alcalde sea tan indolente y sin compromiso con los problemas más urgentes de la gente.
¡UNIDOS Y EN LA CALLE¡. He visto con agrado que los partidos que integran La Unidad en Guaicaipuro andan en la calle realizando actividades sociales y/o políticas, sin mezquindades ni egoísmos ridículos.
Me consta que Copei, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, AD y Voluntad Popular han desarrollado eventos para promover las salidas constitucionales de Maduro, con sus respectivas estrategias de activismo político; incluso, otros partidos distintos a éstos han participado en las jornadas de calle organizadas por la Mesa local, como la marcha contra la crisis de la salud de hace unos días o la de las “ollas vacías” protagonizada ayer por el Frente de Mujeres; y eso es valorado positivamente por la ciudadanía porque observan que la unidad es real y concreta. Sostengo la tesis de que La Unidad es más efectiva cuando es afectiva y es alimentada por el respeto y la tolerancia entre los aliados, porque así los frutos serán grandotes al momento de la cosecha política.