Las mentadas de madre, el uso de motes y las burlas matizadas de infamias, son moneda corriente en las actuaciones de los voceros de este desgobierno
“A falta de pan”… sobran los insultos y se acrecienta la persecución para tratar de amedrentar a la dirigencia opositora y descarrilar la lucha cívica y pacífica de todo un pueblo. Las mentadas de madre, el uso de motes y las burlas matizadas de infamias, son moneda corriente en las actuaciones de los voceros de este desgobierno. Se sienten con licencia para agredir, difamar, amenazar, perseguir y pare usted de contar. Esa es la mecánica de estos regímenes autoritarios. Aplican sus métodos característicos para perpetuarse en el poder por la vía de la fuerza. Asaltan la voluntad popular, no reconocen su soberanía ni mucho menos respetan las leyes. Y qué decir de las resoluciones dictadas por los organismos internacionales. Lo que vio el mundo entero el pasado jueves 1º de septiembre en Caracas, fue, sencillamente, un espectáculo de civismo conmovedor. Un pueblo desbordado en las calles, pacíficamente, desmontando la campaña de satanización que desarrollaron los publicistas del régimen, quienes buscaban anestesiar de miedo a la ciudadanía que más bien respondió con coraje y determinación, sin perder el rumbo que nos conduce a las puertas de una salida constitucional a esta demencial dirección gubernamental que ha traído como resultado la catástrofe económica, política, social y moral, jamás vivida en Venezuela.
Allanamientos, detenciones, burdos montajes publicitados de supuestos golpes de Estado, abruptos traslados de presos políticos, atosigantes cadenas de radio y televisión, despliegue de fuerzas policiales y atentados contra las visitas de los líderes de la Unidad a varias ciudades del interior, pretendían desvirtuar la gigantesca movilización que puso en evidencia el por qué la Unidad ganó abrumadoramente el pasado 6 de diciembre. ¡No pudieron impedir que la gente saliera a las calles!
En esta coyuntura es cuando más se requiere de atinada conducción, de férrea unidad y de buenas dosis de coraje para no desfallecer en la lucha que nos hemos impuesto para salvar la democracia. La línea a seguir está clara: el referéndum revocatorio. Ese es el norte y nada debe ni puede oscurecer ese horizonte. Acoplar equipos, entusiasmar al voluntariado para que haga posible la recolección de millones de firmas, y ratificar que estamos dispuestos a medirnos en las urnas electorales, porque ese es el espíritu y talante que nos define. Y pregunto a Maduro: ¿Si usted dice contar con la mayoría, y si apenas nos adjudicaron una pírrica presencia en la Toma de Caracas, entonces, ¿cuál es el miedo a realizar el revocatorio?
Mitzy C. de Ledezma