Brutos y farsantes son los que siguen fracasando en su estúpido propósito de silenciar al inmenso sector del pueblo no asalariado que trabaja por la patria
En Twitter me escribieron que soy «un maldito negrito de la TV venezolana» y eso me inspiró a reflexiones constructivas, porque no existe odio en mi corazón, solamente amor… Perdono a los difamadores…
Ayer, Voluntad Popular agarra a un loco desconocido, le recorta la chiva y lo presenta como un dirigente político importante que aparece en La Patilla atacando al gobierno. Le ponen como nombre Jesús Silva. Parece trampa caza bobos para hacer creer en Twitter que yo, el negrito de a pie, salté la talanquera contra mi Presidente obrero.
Jefes de canales de TV e inclusive jefes de esos jefes, firman un pacto al día siguiente que la MUD ganó la AN y la orden es que ese negrito está vetado de la pantalla y lo sacaremos del corazón del pueblo. Pongamos en pantalla una decena de burros con disfraz de abogados constitucionalistas, no importa si dicen burradas, todo vale con tal de borrar del mapa al negrito prepotente.
A pesar de agresiones de infiltrados que chupan de la revolución pero arremeten contra quienes la defendemos, yo mantengo mi mensaje firme: del chavismo no nos saca nadie.
Ver video de Youtube: «no deseo disolución del chavismo, busco la rectificación».
Jocosamente, España designa embajador para Venezuela. Se llama Jesús Silva. Ahora, con ese diplomático, le terminamos de robar el nombre (franquicia) a ese negrito alzado. No lo queremos ver ni en Google. No me crean, todo es coincidencia…
Pero Águilas del Zulia, campeón del beisbol en extrañas circunstancias, presenta a su jugador estrella y se llama Jesús Silva, otro clon más de la identidad del negrito constitucional que debe desaparecer del espectro. Qué locura.
En Aporrea, en páginas de derecha y otras de pseudo-izquierda se gastan megabytes contra el mismo negrito políglota. Dicen de todo en su contra: «maldito comunista», dice la oposición; «agente de la embajada de EE.UU.», le dicen alcohólicos pseudorevolucionarios; «egocéntrico y divo», le mientan los difamadores de ambos polos.
Hay más situaciones asombrosas pero no caben en una página, casualidades contra un negrito insignificante. Se ha invertido dinero, grandes maquinarias comunicacionales, recurso humano, burocracia, estrategias y malandraje para sepultar mediáticamente a ese negrito.
Negrito no tiene real, tampoco tiene padrino, ni en oposición ni en gobierno. No tiene patrocinantes, pero todavía existe el negrito, aparece como Drupi defendiendo a la Constitución Bolivariana. No le tiene miedo a Goliat ni a corruptas maquinarias de exterminio mediático. Bruto no es. Algo sabe de medios y luchas.
Pero brutos y farsantes son los que siguen fracasando en su estúpido propósito de silenciar al inmenso sector del pueblo no asalariado que trabaja por la patria, pero que hace reclamos, observaciones, recomendaciones y propuestas con el derecho que le da la su dignidad, así como la democracia participativa y protagónica fundada por Hugo Chávez.
Jesús Silva R.
aporrea.org