Nos duelen todas y cada una de las víctimas de la violencia en nuestra país. Como madre no hay forma de tratar este tema sin sentir un profundo dolor, quienes tenemos hijos podemos aproximarnos al calvario que deben estar atravesando las madres de todos esos jóvenes que han caído en las últimas semanas.
Lo ocurrido el jueves en Santa Eulalia nos llena de ira, indignación; cada uno de los residentes de los Altos Mirandinos debemos sumarnos a ese coro nacional e internacional que clama por justicia, por una investigación que aclare qué ocurrió, quienes dispararon y exige que los responsables paguen por esta masacre.
Hoy estamos de luto, no solamente por Ronney o Euri –víctimas de la balacera del jueves en Los Teques- sino también por Diego y Jairo, por nombrar a los más cercanos, a quienes han caído en nuestra región altomirandina en los últimos 110 días de protesta. Pero nos duelen todos, incluso los que fallecen en atracos, tiroteos, producto de esa vorágine de violencia que consume nuestro país.
No queda país en el mundo que no haya levantado su voz en contra de la violencia en Venezuela. Desde el Vaticano, pasando por prácticamente todas las naciones de Latinoamérica, Europa e incluso Asia y Oceanía han pedido una solución pacifica a nuestro conflicto.
Todos y cada uno de esos pronunciamientos los agradecemos, dejan patente que los ojos del mundo están hoy día sobre nuestra patria, pero somos nosotros los que podemos detener esta delicada situación que tiende a empeorar. Está en nuestra manos, sin importar el bando al que pertenezcamos, lograr la tan aclamada paz.
El gobierno debe entender que la mayoría de los venezolanos rechazan el llamado a la Constituyente, debe digerir y hacer una lectura correcta de lo ocurrido el pasado domingo. Negar, o peor aun, burlarse de los casi 8 millones de venezolanos que salieron a firmar, es echarle gasolina a un fuego que arde con fuerza cada día más.
Parar la Constituyente devolvería la tranquilidad a nuestras calles, avanzar con esa idea y concretarla el próximo domingo solo nos enfrentará más como ciudadanos. Los representantes de la Unidad Democrática han dicho que están dispuestos a dialogar si el gobierno detiene el proceso con el que pretenden cambiar nuestra Constitución, tienen en sus manos la posibilidad de parar tanta muerte.
Lo que sí no estamos dispuestos a aceptar como ciudadanos amantes de la democracia es que se avance con un proyecto que la mayoría rechaza, el venezolano anhela poder votar nuevamente y ese es el camino constitucional para avanzar en la construcción del país que todos, absolutamente todos soñamos; que quede claro que no abandonaremos esta lucha pacifica en honor a Jairo, Diego, Ronney y Euri y por el futuro de nuestros hijos y nietos.
Clara Mirabal / Diputada del CLEBM
