Crece el número de habitantes en Los Teques que padecen necesidad económica a causa de la poca fuente de empleo que existe actualmente en la ciudad, por lo que jefes de familias se ven en la obligación de “rebuscarse” en las calles honradamente con el fin de cubrir lo posible en su entorno familiar
Un caso resaltante es el de Alida Villamizar de 55 años, quien lleva 5 meses desempleada debido a una reducción de personal que hubo en la panadería en la que trabajaba de mantenimiento. Señala que anteriormente poseía la pensión para Madres del Barrio pero una vez comenzó a trabajar se la quitaron alegando que no la necesitaba por lo que ahora que se encuentra desempleada no posee ningún ingreso mas que la ayuda de su hija mayor.
La mujer pertenece a una comunidad de bajo recursos en Los Teques y cuenta que el mes pasado a tres de sus nietos con los que vive, se los llevaron dos visitadores sociales junto con la policía debido a que presentaban un cuadro de desnutrición.
Para la fecha, los niños se encuentran bajo la custodia de distintos familiares ya a que en su casa dice no existir un ingreso monetario que alcance para los cuidados que los infantes demandan.
Expresa que tiene ganas de trabajar y que ha intentado obtener empleo sin éxito más que en algunas casas de familia limpiando lo que es ocasional por lo que no puede vivir de ello. “En este momento no hay trabajo en ningún lado, la situación esta critica y ya a mi edad se hace realmente difícil ser contratada y hasta cumplir con los deberes laborales en caso de que me contratasen”, explicó Villamizar.
Los jóvenes que son el futuro del país tampoco se salvan de la crisis económica. Gabriel Guerra de 19 años, relata que luego de haber obtenido su titulo de bachiller no ha podido continuar con sus estudios universitarios pues ha debido conseguir dinero desde entonces ya que solo vive con sus abuelos y no posee ninguna ayuda económica para sus gastos personales y además debe contribuir con los gastos de su casa.
Hace siete meses el joven consiguió trabajo en la empresa Makro a través de una “palanca” pero luego del último aumento salarial que anunció el estado lo hicieron firmar su renuncia junto con un grupo considerable de compañeros como consecuencia de que la empresa necesitaba hacer una reducción de personal, lo que era evidente por el numero de personas que salieron repentinamente.
Gabriel dice que desea estudiar mas que nada y que sus planes para el próximo año eran precisamente inscribirse en una universidad privada en el turno de la noche de manera de que pudiese trabajar en el día sin problemas, pero ya no le será posible por su despido.
“Las universidades publicas no te dan comodidad en los horarios para tener la oportunidad de estudiar y trabajar a la vez y aunque las universidades privadas si, para mi no es una opción en este momento hasta conseguir trabajo nuevamente pues no cuento con la ayuda económica de mis padres para costear mis estudios”, expresó Guerra.
Por otra parte, Anderson Olivero de 26 años, se dedica a lo que conocemos comúnmente como vendedores ambulantes también denominados “charleros”. Tiene más de cinco años frecuentando los autobuses después de ser despedido tras haber cumplido su contrato en el CNE durante un año.
Dice haber pensado en buscar otro trabajo pero en este momento un suelo mínimo no alcanza para nada “un arroz a un bachaquero se lo compras en 14 mil Bs y así con casi todo por lo que comprar 1 unidad por cada cosa no da para 15 días, o sea que si te pones a esperar la quincena te mueres de hambre. Yo trabajo todos los días y al menos mi ganancia me alcanza para la comida y hasta para los útiles de mis dos niños ahorita en esta temporada de inicio de clases”, señaló Olivero.
Anderson asegura que las personas que poseen un trabajo fijo y ganan un salario básico tienen que tener al menos una “trampita” para poder sobrevivir pues piensa que “el que no se rebusca ahorita, no come”.
También hace un llamado a los usuarios para que estén al pendiente de aquellos que suben a los autobuses a pedir puesto que de una persona que sea capaz de utilizar el nombre de Dios y de enfermar hasta a su propia familia, no se puede esperar nada bueno por lo que para cuidar su zona de trabajo los corren del lugar cuantas veces sea necesario bien sea por el bienestar de los usuarios y hasta los propios conductores, ya que su trabajo puede ser malinterpretado con facilidad.
No tener un cargo fijo no es sinónimo de desempleo
Este es el caso de Dani Carmona de 44 años, quien luego de no renovarse su contrato en la Alcaldía Libertador decidió buscar el dinero por su cuenta y para hoy ya cumple 14 años de haber tomado la iniciativa de salir a la calle y vender café, acto que le genera ingresos mayores al sueldo mínimo pero que por la crisis económica hoy en día no cubre sus gastos totalmente como lo hacia antes.
Pese a esta realidad pide concientizar a los jóvenes actuales diciéndoles que aunque sea muy fácil desviarse en este momento debido a la necesidad por la que atraviesa el país, sigan esforzándose por ser honrados y no optar por tomar malos pasos.
Marbelys Vanessa Castellanos Noguera