La oposición es pacífica, democrática, constitucional y electoral. No votar en las elecciones regionales iría contra sentido, sería absurdo renunciar a un derecho que nos garantiza nuestra Constitución y que además, según la mayoría de los estudios de opinión, nos daría la oportunidad de pintar de multicolor la mayoría de los estados.
En la actualidad el madurismo tiene el control de 20 de los 23 estados que conforman nuestra nación. Yo no diría que esas entidades están pintadas de rojo precisamente, ante el abandono, hambre, inseguridad y miseria que representa el oficialismo, nuestra amada Venezuela está teñida de un gris intenso.
La Constitución es la guía, es el programa, la ruta, nuestro faro para alcanzar pintar de multicolor nuestra geografía. La Unidad está conformada por diversos partidos, formas distintas de pensar, de ver y hacer política, pero eso no ha sido suficiente para romper con esta coalición, por el contrario es el principal pegamento que nos mantiene adheridos, porque entendemos, a diferencia del régimen, que la democracia es justamente eso: pluralidad.
Llamar a la abstención además de irresponsable es anticonstitucional. Entre la Unidad y nuestra carta magna hay una relación simbiótica. Quien vote por la oposición lo está haciendo directamente por la Constitución de 1999, esa que en la actualidad el régimen quiere torcer, cambiar, violar con la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente ilegal que no reconocen ni los venezolanos ni el mundo.
Estamos prácticamente a una semana de rendir honores a todos esos jóvenes que murieron durante las protestas que se extendieron por cuatro meses, venezolanos que cayeron en la lucha por la libertad, por la oportunidad de elegir un futuro mejor, lo que solo es posible a través de la democracia, a través del voto.
¿Qué el CNE hará trampa?, sí, ellos son tramposos, se comportan como un tentáculo del gobierno que cuida sus intereses, pero nosotros, los demócratas, tenemos preparado un ejército de valientes que ese día -15 de octubre- tomaran los centros de votación con una sola misión, así como durante cuatro meses defendieron con uñas y dientes su libertad en las calles, ese día harán lo mismo por el voto.
Pero no estarán solos, seremos miles, millones, los que desde bien temprano saldremos a las calles a ejercer nuestro derecho para luego esperar atentos los resultados para celebrar que avanzamos y que de forma pacífica y democrática logramos aislar, rodear, al dictador en lo que será su última trinchera.
El descaro
Escuchar al candidato madurista a la Gobernación de Miranda hablar de educación y comprometerse con los docentes en la cancelación de lo que les adeuda el régimen es un descaro sin precedente.
Hay que recordar la frase que además de hacerlo tristemente célebre, dejó claro el 24 de febrero de 2014 cuál es su objetivo político: “No vamos a sacarlos de la pobreza para que se vuelvan escuálidos”. Entonces la pregunta es para los pocos mirandinos que aún apoyan al madurismo ¿quieren seguir viviendo en la pobreza inducida por este régimen?, la respuesta está clarísima: NO.
Pero su descaro va más allá, es que se le olvidó que fue Ministro de Educación y que su trabajo era garantizar, proteger, el salario de los docentes; cómo es que ahora sí cancelará si cuando detentó el máximo cargo político en esa materia no hizo absolutamente nada, claramente es otro engaño en el que ningún docente mirandino creerá.
Clara Mirabal / Diputada del Consejo Legislativo de Miranda