Para el politólogo Sergio Graffe cuando el chavismo era una fuerza con considerable apoyo popular, la convocatoria a sucesivas elecciones fue parte de una estrategia para consolidar o ganar espacios de poder; sin embargo, los resultados electorales de las elecciones parlamentarias del 2015 marcó una ruptura con esa línea de acción y el oficialismo hizo un reacomodo táctico para generar condiciones objetivas que indujeran la abstención y así obtener resultados favorables sin ser contar con la mayoría de votos.
“La tendencia abstencionista que se observa para las elecciones presidenciales del próximo 20 de mayo es un resultado directo de ese plan que comenzó con la anulación del referendo revocatorio presidencial del 2016”, reseñó el experto, recordando igualmente la postergación de las elecciones de gobernadores y la reciente convocatoria adelantada de las elecciones presidenciales que estaban previstas para finales de este año.
-En esa programación para restarle importancia al voto como instrumento del cambio político han participado el propio gobierno de Maduro con la anuencia y colaboración de instituciones como el CNE, el TSJ y la Contraloría General de la República al tomar decisiones que inhabilitaron a importantes figuras de la oposición y cancelaron la vigencia de partidos adversarios.
La abstención actual –asegura Graffe- tiene su principal componente en esas acciones coordinadas y el principal afectado es el candidato Henri Falcón debido a que el rechazo del 80 % que tiene el presidente Maduro corre el riego de que no se materialice en un “voto castigo” porque buena parte del elector opositor no está dispuesta a participar en las elecciones presidenciales.
“Cuando se analiza el comportamiento abstencionista en otros países existe una coincidencia en que se debe a una valoración positiva en la clase política o en los gobernantes porque si lo están haciendo bien, no vale la pena votar”; sin embargo Graffe agrega que el gobierno logró revertir esa ecuación y en Venezuela sirve para “castigar” a quien representa un cambio; pero la abstención por sí sola no tiene efectos jurídicos porque en nuestra normativa electoral no existe un quorum mínimo de participación para elegir a un candidato y si no forma parte de un plan político superior, es un salto al vacío y sin paracaídas.
-Aunque hay un sector duro que ya decidió no votar, aún queda tiempo para que entren en juego otras variables como el pronunciamiento de importantes líderes opositores y lo más probable es que un considerable porcentaje cambie de opinión y termine votando y por quién lo haga dependerá de la capacidad de captación de los candidatos en disputa; pero si lo hacen por un solo candidato contra Maduro, es posible que éste pierda las elecciones.
Daniel Murolo