El sistema político contiene formas que permitirían que la correlación de fuerzas en la sociedad se exprese en las instituciones. La oposición critica el sistema electoral pero obvian que él nació de las entrañas mismas de la oligarquía, cuando se plantearon acabar con los partidos para meter manos directamente en el gobierno. ¡Queremos elegir! Proclamaban
Iván Gutiérrez
Capriles alcanzó una muy buena votación, al punto de salir sumamente fortalecido en su liderazgo luego de las elecciones del 14 A. Pero Capriles se equivocó al evaluar el momento político que se abrió luego de aquel acto; pensó que, muerto Chávez, el chavismo se caía con un soplido. Por eso se tornó agresivo, desbocándose en su discurso provocando que sectores que lo apoyan salieran a las calles en la misma actitud que asumieron cuando el golpe de Estado contra Chávez.
Su cuestionamiento a los resultados electorales son el producto de un cálculo político. En modo alguno ha podido fundamentar sus denuncias, entre otras razones, porque en realidad perdió. Por poco, pero perdió.
Existen varios indicios que Capriles ha adoptado esta conducta orientado desde los Estados Unidos. Uno de ellos es el cambio que se produce en él luego de su viaje a aquel país. De un hombre que dudaba se tornó en otro que no solo acepta la candidatura, sino que asume una actitud agresiva.
Este es un hecho que tratan de banalizar. Es cierto que desde el chavismo se culpa al imperio de cuanto problema surge y eso termina por provocar chalequeos e incredulidad. Lo reiterado de unas acusaciones, hechas en términos generales, termina por fastidiar, antes que convencer. Pero la realidad es que los Estados Unidos quisieran una Venezuela dócil, que mire hacia ellos en todo momento en procura de aceptación y permiso de cuanta política se decida a realizar. La verdad es que sí las relaciones con este país no hubiesen sido redimensionadas, hoy no sería posible los acuerdos con China, Rusia, Brasil y la India.
Capriles no es capaz de producir una política exterior que permita expandir las relaciones del país. Él es incondicional a los intereses de Estados Unidos.
Capriles ha escogido el camino de la sedición. En esto responde a intereses internos y externos. A ello se debe que sostenga el fuego de francotirador que mantiene contra instituciones nacionales. Por todos los medios persigue debilitar la legitimidad de Nicolás Maduro.
¿A qué apunta? Se ha planteado impulsar la realización de un referéndum revocatorio, aunque eso no sea más que un medio para profundizar una crisis que alimentaran desde la conflictividad social.
Por lo pronto los medios de comunicación televisivos bajaron un poco el tono, pero esto será solo por algún tiempo. En la medida en que se incremente la conflictividad social, ellos también se radicalizaron.
El sistema político contiene formas que permitirían que la correlación de fuerzas en la sociedad se exprese en las instituciones. La oposición critica el sistema electoral pero obvian que él nació de las entrañas mismas de la oligarquía, cuando se plantearon acabar con los partidos para meter manos directamente en el gobierno. ¡Queremos elegir! Proclamaban.
Pero si, el sistema cuenta con las oportunidades para que los cambios políticos se expresen. Están las elecciones municipales y las parlamentarias, como eventos próximos. Luego estarían las de respaldo de gobernadores y, posteriormente, las presidenciales.
Si Capriles y quienes lo apoyan piensan que cuentan con un proyecto capaz de alcanzar el apoyo mayoritario de los venezolanos, debían prepararse para participar en aquellos eventos y ganarlos.
Pero tienen que quitarle dramatismo a su actuación política. Mientras continúen enviando señales de revanchismo, no alcanzarán los votos suficientes para ganar y gobernar. Si, para gobernar, porque no basta ganar unas elecciones si uno proyecta una imagen de perseguidor.
Tienen que meterse en la cabeza que el chavismo es y será una fuerza política y social de importancia que no podrá ser barrida ni siquiera apelando a métodos Pinochetistas. Es mejor que se habitúen a que en este país debe convivirse con esa fuerza, así como estos también deben admitirlo respecto a aquellos.
La alternabilidad es una institución que permite que los cambios se produzcan en un país sin que tengan que ser traumáticos. Ella tiene que ser admitida en toda su positividad. No se trata de un saludo a la bandera, en democracia se ganan elecciones y se pierden. Allí está el caso de los Sandinistas en Nicaragua.
