John Wall firmó la semana pasada un jugoso contrato multianual por 80 millones de dólares, con lo que Washington Wizards aspira servirse de su desarrollo para apuntalar un cuadro competitivo.
De notable desempeño en su primer año, 1-2 entre los «rookies», el joven proveniente de la Universidad de Kentucky asoma como uno de los bases con mayor talento en la NBA. Y está de regreso luego de jugar solo 49 partidos de la temporada 2012-13, por una lesión que le obligó a permanecer casi un año fuera.
A punto de cumplir 23 (en septiembre), el base de 1,93 concluyó la campaña con promedio de 18.5 puntos por partido, con 4.0 rebotes, 7.6 asistencias y 1.3 robos. Un tanto mejor en puntos en relación a su carrera (16.9), bastante similar en tableros (3.8) y habilitaciones (8.0).
Sin embargo, hay muchas cosas por mejorar. Entre ellas el lanzamiento a distancia, fundamental para un base y en el cual logró apenas 26 %, por 44 de cancha y 80 en tiros libres. Asimismo, el manejo de los pasos para amagar y atacar el tablero y en general el quehacer defensivo, lo que le ha puesto en camino de procurarse un entrenador para trabajos específicos de preparación.
Como se ha visto comunmente con los centros -gigantes que, por lo general, requieren mucho repetir movimientos para desarrollar ofensiva- Wall ha puesto en su camino a Gary Payton, uno de los mejores bases de su generación y poseedor de excelentes movimientos ofensivos así como solvente marcador. Con la particularidad de que en el camino logró mejorar sensiblemente su lanzamiento largo, hasta el punto de conseguir una temporada con acierto del 50%.
Ya es momento de comenzar los trabajos, que se intensificarán hasta la pretemporada, cuando Payton deberá estar ojo avisor para ver los primeros resultados. Gestión importante, por lo demás, pues hay excelente jugadores en esa posición, y los Wizards quieren que su equipo gire alrededor de Wall, hasta ahora mostrado como anotador consistente buena visión de cancha y hábil pasador
Armando Naranjo
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