La historia de Marlene Velázquez comenzó en 2010, cuando vio cómo producto de las lluvias las escaleras de su casa cedieron en la calle Acueducto de El Barbecho.
“Las condiciones se deterioraron tanto que terminé hasta en un refugio solidario, pero al ver que a todos les dieron casa menos a mí, me devolví pese a la situación de riesgo. Ahora por mi hogar se filtran los excrementos debido al colapso de aguas negras que suma cuatro meses”, relató la afectada, cuya caminería cedió haciendo cada día más difícil el ingreso a su hogar, del cual debe salir cada noche para no ser alcanzada por “la suciedad” que se filtra por paredes y techo.
–Me vendieron esta propiedad bajo engaño. Ya hace 22 años demolieron dos casas aledañas porque representaban demasiado peso para la vía. Ya no me puedo ir ni dejar la casa mucho tiempo sola porque se pueden meter a robar lo que con tanto esfuerzo he comprado. Sin embargo, paso la noche en otra casa porque los olores son insoportables, por la vía principal fluye el líquido y por mi casa sale el sólido, así que la hediondez es peor.
Aunque son 14 familias las que se ven afectadas por la situación, son Velázquez, Pastora Suárez y Berta Figuera las que se han encargado de hacer los trámites necesarios para solventar la situación que provoca desagradables olores y está fracturando tanto la vía pública como aceras y fachadas de casas.
“Ya vinieron representantes de Ingeniería Municipal de Guaicaipuro, lo que falta es la aprobación de recursos. Supuestamente es vía Consejo Federal de Gobierno, de ser así tememos que tarde demasiado porque la situación es insoportable”, atajó Suárez, quien detalló que lo que necesitan es celeridad antes de que la situación siga deteriorándose, así como su calidad de vida.
Más gasto y
menos calidad
Las vecinas señalaron que además del colapso de las tuberías ven cómo ha desmejorado el servicio de recolección de desechos sólidos, pese al aumento de las tarifas por concepto de relleno sanitario.
“Yo pagaba 30 bolívares y repentinamente el último recibo me llegó en Bs. 320. Uno podría asumir sin problema el gasto, el problema es que ahora se ve a los camiones cada ocho días, por lo que hay que optar por acumular las bolsas, lo que en ocho días evidentemente genera malos olores, o llevar la basura hasta el vertedero más cercano”, relató Berta.
Con respecto al surtido de agua, señalaron no tener inconvenientes. “Estamos reyes porque somos de los pocos que no tenemos que estar pagando alquiler de camiones cisternas o almacenando agua en tobitos tal como se vive en comunidades tan cercanas como El Barbecho”, dijeron las entrevistadas.
Piden seguridad
En materia de seguridad pública, los vecinos no escapan a la ola de robos de vehículos en la subregión. “Hace unos días se llevaron empujado un carro que estaba estacionado, como no pudieron prenderlo lo dejaron abandonado cerca del liceo Roque Pinto, donde fue hallado sin batería”, contó Pastora, quien señaló que están ojo pelado con los “visitantes no deseados”.
–Pedimos a los funcionarios de nuestro cuadrante que estén más atentos para evitar este tipo de situaciones que incomodan a todos. Dentro de todo lo malo la zona se mantiene sana, pero si no se aplican los correctivos a tiempo la situación puede salirse de control rápidamente.
No estacione
Las vecinas hicieron un llamado a las personas para que no estacionen vehículos pesados como camiones en la zona donde está el bote de aguas negras socavando la vía.
“Ya el asfalto está debilitado, tal y como se refleja en las grietas cada vez más profundas, por lo que pedimos un poco de ayuda de parte de residentes y visitantes, pues tememos que la vía se vaya y quedar incomunicados. Tenemos fe que más pronto que tarde el colapso de la red sea periódico de ayer”, dijo Berta, quien es una de las personas que se mantiene atenta para la resolución del problema.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejr