La misión de la Guardia Nacional Bolivariana es la del orden interno del país, la de cooperar con el Ejército, la Armada y la Aviación en la defensa de la Nación. Es una Policía administrativa y de investigación penal dentro de su ámbito, y por último el de participar en el desarrollo nacional. Es por ello que hemos visto excesos en su actuar, impericias en sus procedimientos y hasta desconocimiento de las acciones a tomar, eso también por desconocimiento de los sectores a donde el Gobierno de manera equivocada e irresponsable los involucra en la seguridad ciudadana una vez más, a través de su plan de seguridad número 21.
Vale la pena recordar que no es la primera vez, que utilizan a los miembros de esta institución para tratar de avanzar y tener éxito en un tema tan delicado como lo es la seguridad, que incluye por supuesto, la parte preventiva y muchos otros elementos para los cuales no se encuentran adiestrados y que ha llevado a hechos lamentables como el sucedido semanas atrás en Coro estado Falcón o el caso más reciente en el municipio Sucre del estado Miranda, donde murió otro inocente por la falta de preparación de estos funcionarios, solo por recordar los casos más cercanos.
En ninguna parte del mundo la seguridad ciudadana le es encomendada a la FAN. Eso es tarea de la policía. En Venezuela tenemos dos cuerpos policiales profesionales que deberían ser los encargados, como son el CICPC y la PNB. Una como Policía científica y la segunda como Policía ciudadana de acuerdo a la CONAREPOL.
Debo reconocer que el CICPC -antes PTJ- siempre ha sido bueno en su materia, y la segunda, por lo menos en su diseño de creación también lo es. Por otro lado tenemos las Policías Municipales, la cual sin duda alguna, deberían de estar trabajando de manera coordinada con la PNB, aunque también debemos recordar que más de dos tercios del país no cuentan con Policías Locales.
A nuestro criterio la Comisión Nacional para la Reforma Policial (CONAREPOL) desde la misma realizaron un excelente trabajo, el problema radica en que este Gobierno ha hecho caso omiso a tan loable labor realizada.
Basado en las recomendaciones de la CONAREPOL, el modelo policial que hasta ahora ha sido disperso y heterogéneo, debe cambiar hacia uno que apunte a la uniformidad y coherencia del servicio, un sistema que estandarice la función policial de acuerdo a los principios democráticos y participativos, con eficiencia y prontitud e informado por la perspectiva de los derechos humanos. Todo esto apuntando a lograr una mayor profesionalización del servicio, respondiendo a patrones definidos, elevando la gobernabilidad y control ciudadano de la actividad policial, en fin lograr una policía más efectiva y confiable para los ciudadanos.
Omar Ávila / @omaravila2010